No dejo de sorprenderme con los resultados que se pueden lograr con unos pocos ingredientes, básicos y baratos, consiguiendo platos muy completos, visualmente atractivos, de fantástico sabor y nutritivamente muy completos.
Éstas albóndigas que vi en el blog de Gastrocenicienta (http://gastrocenicienta.blogspot.com.es/2014/06/albondigas-gastrocenicienta-aperitivo-y.html) son un ejemplo perfecto de este tipo de platos.
Manos a la obra. Al contrario de la receta de Gastrocenicienta, he escogido los ingredientes mínimos para realizar la receta. Cuando preparo una receta por primera vez, me gusta recurrir a los sabores más puros de la receta, dejando de lado el mayor número de especias posible.
Cinco sencillos ingredientes: Avena en copos finos, harina de espelta, tomates, cebolla y ajo.
Ponemos los tomates en una cacerola con agua, y los ponemos a hervir hasta que empiece a soltar la piel, los sacamos y le quitamos la piel. El agua de cocer los tomates la vamos a dejar en el fuego, ya que la vamos a utilizar para la avena.
Mientras ponemos una sartén con la cebolla troceada a pochar. Una vez que empiece a estar dorada le añadimos el tomate troceado, quedando con este color tan sabroso.
Con la salsa cocinándose vamos a preparar la masa de las albóndigas, para ello cogemos un bol y ponemos la avena, le añadimos el agua, poco a poco, que utilizamos para los tomates (tiene que estár muy caliente para lograr la masa compacta), y amasamos hasta
lograr una masa uniforme.
Con la masa lista, le añadimos la harina, porque la masa se pega mucho en las manos, así que volvemos a mezclar y ya podemos realizar las albóndigas.
Finalmente solo queda añadir las albóndigas a la sartén y cocinarlas. Dándole vueltas para que queden bien cocinadas, cogiendo un color tostado por fuera.
Ahora sólo queda emplatar y disfrutar.
Eso sí, cuidado con la cantidad por que “empachan” más que las albóndigas de carne tradicionales.
¡Saludos!